NOSTALGIAS AMAZÓNICAS
Quién fuera un yanomani:
desnudo e inocente, viviría
fuera de calendarios y mentiras,
en paz con los vecinos y las lluvias,
los dioces y mi cuerpo. Mis únicas costumbres
serían los espesos follajes goteantes
traspasados por cantos de colores vivísimos
rápidos como flechas.
No envidiaría, no consumiría,
nadie me robaría. En una estera
tejida con cortezas
fecundaría a mi fiel india bajo
la mirada propicia de los astros.
Pero -nada es perfecto- ninguna de esas cosas
tendría para mí el menor atractivo.
22-IV-88
Miguel d'Ors. El misterio de la felicidad. Sevilla: Renacimiento, 2009, p.126